Inteligencia Límite y Vida Independiente

Para las personas con Discapacidad Intelectual Ligera y/o Inteligencia Límite, al igual que para el común de la población, la autonomía e independencia es un aspecto fundamental para el desarrollo de sus proyectos de vida. 

Las organizaciones debemos ofrecer los recursos y el apoyo necesario que permitan a la persona disfrutar de una vida independiente de calidad, potenciando sus habilidades de autogobierno, autogestión y autodeterminación dentro del propio ejercicio de la autonomía enmarcado en contextos reales como puede ser el de la vivienda.

El concepto de vida autónoma

Vida autónoma entendida como el “Control que una persona ejerce sobre su vida, a partir de un surtido aceptable de opciones que minimizan su dependencia con relación a los otros, para organizar y ejecutar las actividades diarias”. Cuando hablamos de vida autónoma nos referimos a vida digna, y nos referimos a calidad de vida.

El concepto de calidad de vida, de acuerdo Schalock y Verdugo está estrechamente ligado a la posibilidad de tomar decisiones y organizar nuestras vidas, relacionándonos con nosotros mismos, con los demás y con el medio. Este medio o entorno en el que nos movemos debe ser accesible y adecuado a nuestras necesidades y expectativas, y permitirnos una relación enriquecedora, participativa y no discriminatoria.

Apoyos para la vida autónoma de las personas con Inteligencia Límite

Al hablar de apoyos en la vida autónoma y cotidiana en las personas con Inteligencia Límite hacemos referencia a la definición que Nosek y Fuhrer realizan en 1992. Según estos autores existen varios tipos de apoyos que se dan según las necesidades en el tiempo de las personas con inteligencia límite. Éstos son:

  • Apoyo Intermitente: apoyos de poca frecuencia y duración.
  • Apoyo Limitado: apoyos continuados en sólo algunas aspectos de la vida cotidiana
  • Apoyo Extenso: apoyos más frecuentes y que incluyen varios aspectos de la vida cotidiana. La necesidad de un apoyo u otro vendrá marcada por la funcionalidad del apoyo anterior y por las características sociales y de personalidad de cada persona.

Cualquiera que sea la modalidad que adopten estos recursos, se deben plantear con la finalidad de promover el desarrollo individual de las personas y, mejorar su autonomía y grado de integración social en el marco de la comunidad.

a) Vivienda tutelada. Destinadas a personas con necesidad de apoyos extensos y generalizados, requiriendo la presencia continuada de profesionales. Son viviendas de máximo ocho personas con I.L. que conviven en un piso o casa de la entidad que presta el servicio y que disponen de un grupo multidisciplinar de profesionales que los atienden y facilitan los soportes necesarios a cada usuario para vivir de manera independiente y autónoma. Los objetivos de este recurso son desarrollar la convivencia, la autogestión y la autodeterminación de las personas que viven en él.

b) Vivienda semi-autónoma. Destinadas a personas con necesidad de apoyo limitado, no requiriendo la presencia continuada de profesionales. Implican el apoyo para determinadas actividades teniendo autonomía para el resto. Son viviendas de máximo 5 personas con I.L que cuentan con el apoyo de un educador diariamente pero no durante las 24 horas del día.

c) Vivienda autónoma. Destinadas a personas con necesidad de apoyos intermitentes, contando con la presencia de profesionales en ocasiones puntuales.

d) Programa de Apoyo en la Autonomía.– Destinado a personas con necesidad de apoyos intermitentes y que viven en su propio domicilio.

e) Programa de entrenamiento. Dota a la persona con Inteligencia Límite de las habilidades necesarias para desarrollar su autonomía en aspectos concretos.

Nuestras Viviendas Tuteladas y el Servicio de Apoyo a la Vida Independiente

Las viviendas tuteladas de Aexpainba están destinadas a personas con discapacidad intelectual ligera (en adelante PCDIL) o inteligencia límite (en adelante PCIL), sin distinciones de género, con una necesidad de apoyo intermitente o limitado y un cierto nivel de autonomía persona, que por distintas razones tengan dificultad para la integración familiar normalizada. Deben ser mayores de 18 años, con un grado de minusvalía reconocido igual o superior al 33%, que no presenten necesidades de apoyo específico y con habilidades adaptativas suficientes para la vida en el hogar y la convivencia que requieran una supervisión general en las actividades de la vida diaria.

Las PCDIL y PCIL, como se ha mencionado anteriormente, necesitan cierta ayuda con tareas de la vida cotidiana complejas en comparación con sus iguales.  En la vida adulta, la ayuda implica típicamente la compra, el transporte, la organización doméstica, la preparación de los alimentos y la gestión bancaria y del dinero (American Psychiatric Association, 2013)

Nuestro servicio de Vivienda Tutelada surge como respuesta a las necesidades reales de las personas con discapacidad intelectual ligera y/o Inteligencia Límite, teniendo en cuenta parámetros como el derecho al autogobierno, a elegir el lugar de residencia, a decidir cosas importantes en su vida, buscando mejorar su calidad de vida.

La potenciación de la vida autónoma en contextos reales, como puede ser una vivienda, ha de ofrecer un marco de seguridad afectiva en la que la persona con discapacidad pueda expresar sus emociones y sus conflictos, tanto en la relación consigo mismos como con los demás y su entorno. Es en un entorno doméstico y familiar donde conceptos como privacidad, propiedad, seguridad física y psicológica, relación interpersonal, confianza y  estabilidad deben ser considerados en todo momento.

Nuestros principios

Los principios en los que nos basamos son los de la inclusión social, normalización, individualización, calidad de vida, autonomía personal y autodeterminación. Es en estos principios o criterios fundamentales en los que se marca el servicio de VIVIENDA TUTELADA.

Pero, ¿a qué hace referencia cada uno de ellos?

INCLUSIÓN SOCIAL. Este concepto supone que la persona con discapacidad ya vive en la comunidad y forma parte de ella. Por tanto, se ha de potenciar la utilización de los recursos y servicios comunitarios.

NORMALIZACIÓN. La definiremos como el principio que supone el uso de medios que, desde el punto de vista cultural y social, sean los más usuales posible, para establecer y/o mantener comportamientos y características personales.

INDIVIDUALIZACIÓN. Entendida como el derecho de la persona con discapacidad a ser atendida de manera que se contemplen sus necesidades como individuo, para las cuales hay que estructurar soluciones que incluyan sus especificidades.

CALIDAD DE VIDA. Entendida desde los parámetros del bienestar emocional, material, físico, de relación interpersonal, la inclusión social y el desarrollo personal.

AUTODETERMINACIÓN / AUTOGOBIERNO. Derecho de la persona a desarrollar sus habilidades relacionales con la capacidad de escoger, tener y expresar intereses personales, a tener un buen concepto, estima elevada de sí misma y a demostrarlo, a desarrollar las habilidades de autorrepresentación y autodefensa. Las habilidades de iniciar actividades adecuadas a una situación dada. También a buscar ayuda cuando sea necesario y a resolver problemas en situaciones habituales o no.

Servicio de apoyo a la vida independiente de personas con Inteligencia Límite y Discapacidad Intelectual Ligera

Todos los apoyos que se ofrecen a las personas con inteligencia límite, deben basarse en la planificación individualizada y centrada en la persona. Es decir, cada persona formula sus propios planes y metas de futuro, así como las estrategias, medios y acciones para ir consiguiendo avances y logros en el cumplimiento de su plan de vida personal. Nuestra misión como organización se centra en garantizar y mejorar su calidad de vida, es dar estos soportes y hacer que los intereses manifestados encuentren la mejor de las expresiones prácticas.

El entrenamiento de determinadas tareas concretas será importante a la hora de alcanzar muchos de los objetivos planteados. El diseño y planificación de dicho entrenamiento son aspectos clave para su incorporación como estrategias y herramientas que promocionarán su autonomía. También habrá que tener en cuenta los momentos de la vida de las personas para dichos aprendizajes, por lo que las rutinas y evaluación constante es la forma de fijar lo aprendido y valorar lo que queda por aprender. El modelo referencial en el trabajo de búsqueda de recursos residenciales y el trabajo educativo-formativo en esta área debe contemplar mejorar y mantener los niveles de calidad de vida de los y las usuarios/as. La coordinación entre diferentes perfiles profesionales y el trabajo en red son imprescindibles para el buen desarrollo de estos programas asistenciales. Para desarrollar esta metodología es imprescindible realizar una valoración individualizada revisable en el tiempo. Para ello se emplean las siguientes herramientas:

  • Entrevistas con los usuarios y la red de apoyo.
  • Escalas estandarizadas aplicadas para determinar el tipo y la intensidad de apoyo (SIS, ICAP, CALS, EIS, ABS-RC2).
  • Plan de atención individualizado donde se establecen los objetivos a trabajar.

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